Capítulo 6: Forajidos.

Al día siguiente de saborear nuestro auténtico pollo asado, nos enteramos de que el mantenimiento del Krishna había terminado. Salimos del hotel y nos dirigimos al hangar donde nos esperaba el Krishna.

 

«Aquí está nuestro hogar dulce hogar. O nave dulce nave, supongo».

 

«Puede que sea una nave, pero el Krishna es realmente nuestro hogar.»

 

«Es tan cómodo como una casa». Elma parecía esperar que la mayoría de los acorazados mercenarios deberían ser minimalistas, con poco más que muebles baratos.

 

«¿Qué sentido tiene vivir en una nave incómoda, verdad?».

 

Mimi y yo no teníamos esas ideas preconcebidas, así que nos sentimos como en casa en un lugar limpio, cómodo y confortable. Todavía considero esos gastos dinero bien gastado.

 

La hacha pistola que Tina y Mei habían diseñado nos esperaba en el Krishna. Tal vez tomar mi armadura de poder para realizar una prueba con ella sería una buena idea. Si había algún trabajo que requiriera usar mi armadura de poder, me encantaría tomar uno.

 

Pero eso era un gran «si había». No podía imaginar que habría muchos trabajos que requirieran de su uso en esta colonia… ¿o los había? ¿Tal vez? Era una colonia grande con una larga historia. Había mucho tráfico tráfico, lo que significaba que cierta clase de gente podría estar por allí. Hmm… No sé si me apuntaría para una solicitud de ese tipo.

 

«¿Por qué pareces tan molesto de repente?» Mimi me preguntó.

 

«Nada importante. Acabo de revisar mi armadura de poder y compré nuevas armas, así que me preguntaba si podría haber algún trabajo que yo podría tomar en esta colonia para probarla».

 

«Oh, sí», convino Elma. «Apuesto a que esta colonia tiene algún trabajo para para ti».

 

«¿Qué quieres decir?» Mimi arrugó la frente y ladeó su cabeza, insegura de lo que estábamos insinuando. Parecía perdida.

 

«Tarmein Prime era una colonia relativamente nueva, por lo que probablemente tenían algunas medidas contra ellos», dijo Elma. «Pero una colonia grande y antigua como Vlad Prime tendría contramedidas más débiles o ineficaces».

 

«¿Eh?» Mimi seguía sin entender.

 

«Gente abandonada por el gobierno», explicó Elma.

 

«Residentes ilegales, podrías llamarlos».

 

«Oh…» El rostro de Mimi se nubló de comprensión. Los Abandonados eran personas ignoradas por sus propios gobiernos, como lo habría sido Mimi sin mi intervención.

 

En Tarmein Prime, se les permitía vivir sólo bajo la condición de que permanecieran dentro de un sector designado, y no recibían casi ninguna protección del gobierno. Por «se les permitía vivir», quiero decir que se les dio aire para respirar y un espacio en la colonia para existir. A nadie le importaba si morían de hambre o en las calles, o si morían en una refriega con otros. El gobierno nunca les reprimió, pero tampoco les ayudó. Eran totalmente ignorados por los residentes legales.

 

Procedían de muchos orígenes: antiguos ciudadanos legales que que habían perdido su estatus por alguna razón, tripulantes de naves espaciales, polizones en las naves, etc. Una colonia con una historia tan larga como Vlad Prime podría incluso tener familias que habían estado entre los Abandonados durante generaciones.

 

«¿Pero qué tiene que ver eso con el trabajo de un mercenario?». Mimi preguntó.

 

«Un trabajo común para un mercenario es sacar a esa gente, viva o muerta», respondí.

 

«¡¿Qué?!» Se quedó atónita. Una reacción natural; básicamente le estaba diciendo que los mercenarios van por ahí con armaduras y armas láser, asesinando a gente oprimida.

 

«No es como si fueras por ahí matando gente como los de la Tercera División de Tarmein Prime», aclaró Elma. «Cuando los mercenarios hacen este trabajo, sólo se ocupan de las malas semillas, pandillas armadas y mafias, gente así».

 

«¿Qué tipo de gente?»

 

«De todo tipo. Hay gente que toma las armas y se apodera de una parte de la colonia, algunos que se meten con las tuberías para arruinar el oxígeno y productos químicos, gente que filtra información a los piratas por dinero… y en el peor de los casos, gente que secuestra colonos para literalmente devorarlos».

 

«O-ok…» Mimi estaba horrorizada, al igual que yo. Había oído hablar de mafias armadas, pero ¿qué era eso de caníbales?! Eso no sonaba como algo con lo que me quería meter.

 

«…En realidad, vamos a alquilar un campo de entrenamiento», decidí. «No quiero bailar tango con alguien así».

 

«Sí, hazlo. Luchar contra gente sin armadura de poder no es para ti.

 

«Bien dicho».

 

Cuando llegamos al hangar de mantenimiento del Krishna, había algún tipo de alboroto.

 

«¿Qué está pasando?» Preguntó Mimi.

 

«¿Quién sabe?». Me encogí de hombros. «Vayamos a preguntar».

 

«Al menos no parece peligroso».

 

Cuando llegamos al lugar donde debería estar el Krishna, nos encontramos una multitud de gente. Sin embargo, no vi a ningún forajido; todos eran enanos con sus trajes de trabajo de Space Dwergr. ¿Hubo un accidente o algo así?

 

Cuando me acerqué, los ingenieros enanos me vieron y despejaron un camino. En el centro de la multitud estaba Tina. El traje que llevaba estaba hecho trizas, y tenía morrtones en la cara. Esto no se veía bien.

 

«¿Qué demonios está pasando?» pregunté. Los ingenieros miraron a Tina. Justo cuando me di cuenta de que Wiska no estaba a la vista, Tina se acercó con la cabeza abajo.

 

«Necesitamos tu ayuda. Cariño, por favor…» Tina suplicó, lágrimas escurrían por su cara. Son malas noticias, no cabe duda.

 

Me volteé para mirar a Elma, pero se limitó a encogerse de hombros en silencio. Después miré a Mimi. Miró con gran preocupación a Tina antes de mirarme fijamente a los ojos. Sí. Me lo imaginaba.

 

También pensé en pedir ayuda a Mei. Pero ella estaba justo detrás de mí, y yo no quería darle la espalda a Tina en este momento. Sabía que Mei no pondría ninguna objeción a mi decisión de todos modos.

 

«Tienes que contarme lo que ha pasado antes de que pueda hacer algo», le dije. «Primero vamos a curar esas heridas». Tomé del brazo a la sollozante Tina y le acaricié la espalda. No era un hombre tan frío como para abandonarla en un momento así. Supongo que en realidad soy alguien de buen corazón, ¿eh?

 

 

***

 

 

Hice que Mei llevara a Tina a una cápsula médica, luego la metí en el baño. Contarme toda la historia sería demasiado incómodo si estaba en ese estado deplorable . Tina quería hablar antes, pero yo tenía que prepararme, así que dejé a Mei con ella.

 

«No sé lo que está pasando, pero esto definitivamente va a ser un problema», suspiré.

 

«Sí. Aunque ya sabemos que vas a ayudar», dijo Elma con una sonrisa.

 

«Siempre que esté en mis posibilidades», respondí. Saqué la lista de  contactos de mi terminal.

 

«¿Sí? ¡Aquí Sara!», sonó la voz algo tensa de una joven. Lo siento, Sara; tenemos que pasar por ti para hablar con Space Dwergr.

«Eh, hay problemas», dije. «Serios problemas… Ven al hangar de mantenimiento del Krishna con un oficial de seguridad que tenga suficiente autoridad para tomar grandes decisiones».

 

«¿Hmm…? ¿Qué está pasando exactamente?»

 

«Cuando vinimos a recoger el Krishna, Tina nos suplicó ayuda. Le habían dado una buena paliza. Todavía no sé los detalles, pero su hermana no está con ella. En el peor de los casos, podría estar muerta».

 

«¡¿Qué?!»

 

«Suena como un serio problema, ¿verdad? Date prisa antes de que empeore.»

 

«Urgh… Bleh, o-okay…» Sara sonaba nauseabunda al otro otro lado de la línea. Lo entiendo; demasiado estrés te da ganas de vomitar. Fingiré que no te he oído tener nauseas, buena suerte.

 

«Entonces, ¿has oído algo?» Le pregunté al subdirector que había subido a bordo con Tina. El director de la fábrica no estaba aquí debido a un entrenamiento de liderazgo o algo así.

 

«No ha dicho ni una palabra. En realidad no sabemos nada».

 

Con eso, comenzó a explicar lo que había oído. Según él, Tina había llegado unos diez minutos antes que nosotros, maltratada y golpeada. Llegaba muy tarde al trabajo, y dados sus moretones, claramente había pasado por algún problema. Le preguntaron qué había pasado y dónde estaba Wiska, pero Tina no respondió. Tal vez pensó que yo era la única persona  en la que podía confiar, o que sería más rápido preguntarme directamente. Ella no estaba equivocada en eso, ya que llegamos sólo diez minutos más tarde.

 

Mientras escuchaba, Mei y Tina regresaron. Los moretones de Tina habían desaparecido gracias a la cápsula médica, y su traje estaba limpio, aunque todavía un poco roto. La cápsula y la combinación de lavadora y secadora hicieron un buen trabajo.

 

«Iré al grano», dije. «¿Quién hizo esto, y dónde está Wiska?»

 

«Fue Kharkov… un antiguo compañero de trabajo».

 

«¿Te refieres a uno de los miembros de la pandilla de tu antigua casa?».

 

«Sí. Nunca lo olvidaría, con su estúpida cara y su estúpida risa».

 

«Entendido. ¿Y por qué te atacó ese tal Kharkov? ¿Qué le hizo a Wiska?» le pregunté. Tina apretó los puños encima de la mesa de la cafetería.

 

«Ese bastardo se enteró por alguien del Pickaxe 13. Él quería los planos, los datos de las pruebas de tu vuelo y los nuevos planos de los propulsores de Wis».

 

«¿Y qué planea hacer con ellos? ¿Venderlos a una compañía rival?»

 

«Es posible», respondió el subdirector. «Y si fuera así y los vendiera junto con tus datos de prueba, podría mentir sobre sus capacidades para venderlos por aún más. Si uno ignora la dificultad de su uso, los propulsores de Wiska son extremadamente innovadores».

 

«Ajá. ¿Así que quiere intercambiarla por los datos? Está siendo bastante descuidado con todo esto, ¿no?» Era un misterio de dónde sacó su información sobre el Pickaxe 13, pero parecía abiertamente infantil golpear a Tina y tomar a Wiska como rehén para pedir rescate. «¿Y dónde quiere hacer el intercambio?»

 

«…El segundo distrito de mantenimiento».

 

«Por supuesto», murmuró Elma para sí con un suspiro. Levanté la vista. Por supuesto. Esto va a ser un auténtico dolor de cabeza. El subdirector  también frunció el ceño. Mei era tan estoica como siempre, pero ella probablemente sabía lo que esto significaba mejor que nadie.

 

«Erm, ¿qué está pasando?» Mimi preguntó, era la única sin entender. Sí, ella no lo entendería.

 

«Pista uno: ¿Recuerdas lo que estábamos discutiendo antes de llegar al hangar? Pista dos: Fíjate en el número bajo asignado al distrito de mantenimiento».

 

«Oh… Oooh. Es una zona muy peligrosa, ¿verdad…?»

 

«Uno de los lugares más peligrosos de Vlad Prime, señorita». respondió el subdirector. «El lugar está dominado por gente tan mala que fuera de la ley ni siquiera empieza a describirlos».

 

«¡Pero Wiska es una empleada de Space Dwergr! Seguro que no se quedarían de brazos cruzados…» Mientras Mimi protestaba, sonó el timbre. Parecía que los representantes de Space Dwergr habían llegado.

 

 

***

 

 

«El hecho es que sería difícil que nuestra empresa se apresurara a socorrerla», dijo el oficial de seguridad que acompañaba a Sara.

 

 

«Pero, ¿por qué? ¡¿Simplemente van a abandonar a Wiska?!». Mimi gritó, horrorizada.

 

Sara, el subdirector de la fábrica y el oficial de seguridad estaban visiblemente apenados. Tina apretó los dientes y miró al suelo. Mei la observaba inexpresiva, mientras Elma le dedicaba a Mimi una una sonrisa sin gracia.

 

«Sí, ya me lo imaginaba», dijo Elma. «Se están encontrando con un problema de coste-beneficio».

 

«¿Coste-beneficio?»

 

«Piensa en el riesgo que tendrían que asumir para salvar Wiska. Esos tipos controlan el distrito de mantenimiento. Si Space Dwergr van a desafiarlos abiertamente, podrían incluso llegar a instigar ataques terroristas contra la empresa. Es demasiado para ellos».

 

Este tipo de amenaza era lo que impedía que los gobiernos locales eliminaran directamente a gente como esta una vez que se asentaban en las antiguas colonias. Los Abandonados no eran estúpidos; harían cualquier cosa para protegerse. Dominaban una parte importante de la colonia y podían tomar como rehén a la propia colonia en nombre de la autoconservación.

 

En las nuevas colonias, los distritos clave para la industria y la infraestructura estaban fuertemente vigilados para evitar que algo así sucediera. También tenían un sistema de copias de seguridad para tuberías e instalaciones importantes en caso de que quedaran inutilizadas durante un largo periodo de tiempo. Las colonias más antiguas no podían hacer eso, así que una vez que la gente acampa en partes vulnerables de la colonia, era difícil eliminarlos.

 

«Así que si Space Dwergr se traslada al distrito 2 de mantenimiento para salvar a Wiska, una sola persona, podría potencialmente destruir el sistema de apoyo de la colonia», expliqué. «Su personal de seguridad también correría el riesgo de resultar herido o morir. Pero si la abandonan, podrían reducir ese riesgo a nada y dejar que todo el asunto se calme. Sin daños, y sin pérdida de datos. Si sopesas las opciones, abandonar a Wiska es el menor riesgo con diferencia».

 

Miré al jefe de seguridad. «Dicho esto, su personal de seguridad  no pudo proteger a una sola persona de ser secuestrada por los Abandonados. La reputación de su departamento está a punto de desaparecer y la empresa perderá la confianza de la gente. ¿Quién querría trabajar para una organización que no puede protegerlos de ser secuestrados en la calle? De hecho, tal vez eso también forma parte del plan del enemigo».

 

El autor era un tipo llamado Kharkov, pero era sólo un subordinado; un pez más grande debe estar moviendo los hilos. Alguien había interceptado la información sobre el prototipo de Space Dwergr y las chicas. Si su objetivo era un ataque a Space Dwergr, entonces esto era una situación perfecta para ellos.

 

Si Tina robó los datos y se los entregó a la mente maestra, que podría ser un miembro de una corporación rival, también sería un buen resultado para ellos. Si Space Dwergr intentaba rescatar a Wiska, lucharía contra los Abandonados, y dañaría Vlad Prime como resultado, entonces eso perjudicaría a Space Dwergr, causaría un escándalo si sus acciones perjudicaran las operaciones de la colonia.

 

¿Y si abandonaban Wiska? La mente maestra podría difundir esa información, también, y destruir la reputación de Space Dwergr. Ellos probablemente podrían usar a Wiska, sólo para hacer el desprestigio realmente peor. Y me refiero a «usar» en el peor sentido de la la palabra.

 

Pero la mente maestra había cometido un error.

 

«No es que me importen una mierda los motivos de este idiota», dije desdeñosamente. «Así que … ¿cuánto está Space Dwergr dispuesta a pagar para salvar la vida de Wiska y su propia reputación?» pregunté, formando un anillo con mis dedos índice y pulgar.

 

Efectivamente, al pez gordo se le había escapado una cosa: yo estaba aquí. Un mercenario que negociaba  con el poder y la muerte.

 

 

***

 

 

El día de hoy comenzó con mucho trabajo y no cesó. Nuestro nuevo integrante se había puesto a trabajar. Sólo había visto brevemente a la chica que trajo, pero ese traje de trabajo era uno de los de Space Dwergr. Le pertenecía a una chica peliazul, que había sido secuestrada en plena luz del día. Ese novato era proactivo, pero era un idiota.

 

«No me gusta nada de esto», dije.

 

«¿Otra vez esto? Siempre piensas que van a pasar cosas malas, pero pero nunca pasa». Billy se rió burlonamente. Si quieres hablar de predicciones, ¿qué tal tus apuestas en las carreras de naves? Siempre pierdes, imbécil, y vienes llorando a mí cada vez.

 

«Ah, cállate. ¿Recuerdas cómo predije que el último bar apestaría… espera, ese no es mi punto. En serio creo que algo malo va a pasar». Desde que vi a esa chica peliazul, tuve una ominosa sensación de que simplemente no se iría. Vi a una chica como ella en una holo-porno una vez, creo. Esa mierda era tan salvaje, que recuerdo haberme sentido mal durante dos días enteros después

 

«Quiero decir… espera un segundo. Alguien viene…»

 

«¡¿Qué?!» Me di la vuelta para ver de qué hablaba Billy, y fue recibido con un espectáculo incomprensible: un hombre, vestido con armadura de combate y una especie de manto de alta tecnología, llevando un enorme láser. La hermosa dama detrás de él estaba en ropa de sirvienta por alguna alguna razón, pero también tenía un arma: una especie de pistola con una enorme hoja en él.

 

Eran malas noticias, sin duda.

 

«Hola», llamó el hombre del rifle. «Estamos buscando a una chica enana. Tiene el cabello azulado y lleva un uniforme de Space Dwergr.  ¿La has visto?»

 

«H-heh heh,» Billy se rió entre dientes. «Si lo supiera, ¿crees que te lo diría gratis?»

 

«¡Idiota!» Traté de advertirle.

 

El hombre sacó una pistola de Dios sabe dónde y disparó a Billy. El rayo letal golpeó la robusta pared del distrito de mantenimiento, tiñendo nuestro entorno de un rojo deslumbrante durante un instante.

 

«Tengo prisa», dijo el hombre. «¿Quizás hables después de que te dispare en una de tus orejas?»

 

«¡El novato la secuestró esta mañana!» Billy gritó, repentinamente obediente.

 

«Ese novato es Kharkov, ¿verdad? Dime dónde se la llevó, y no te mataré. Si mientes o incluso si te equivocas, estás muerto. Si no puedo encontrarte, mataré a cualquiera que pueda encontrar y le diré a los otros que tú eres el único a quien agradecérselo. Tu vida, junto con las de la gente que vive aquí, depende de tu honestidad.»

 

El hombre apuntó su arma justo entre los ojos de Billy. Yo no sabía  si este loco imbécil estaba realmente dispuesto a matarnos a todos, pero si lo estaba, entonces Billy y yo teníamos que salir de aquí. Incluso si de alguna manera sobrevivíamos, todos los demás nos matarían en poco tiempo.

 

«¡Perdóname!»

 

«No.»

 

Billy temblaba como un ratón acorralado. Tonto, escoge tus palabras y contéstale. Este tipo no está cuerdo, y no estoy dispuesto morir por ti.

 

Recé para que este maníaco no volteara su arma contra mí. Levantando ambas manos en alto para mostrar que estaba desarmado, contuve la respiración. Soy la pared pared, soy el suelo, soy el aire. Por favor, no me mires, por favor…

 

«Mei, marca este lugar», dijo el hombre a su compañera.

 

«Sí, Maestro».

 

«Estoy planeando ir enserio aquí. Si no quieres quedar muerto, piérdete».

 

«¡Si, señor!» Billy gritó. Si nos estaba advirtiendo, tal vez era un buen tipo en el fondo. Aún así no iba a quedarme para averiguarlo. Sin embargo, mi sexto sentido me decía que nos pisotearía como basura para conseguir lo que quería.

 

Después de un rato, el loco imbécil tomó su rifle y junto a su sirvienta se adentró en el distrito.

 

«¿Qué hacemos ahora?» Billy me preguntó.

 

«Salgamos a la luz». En la luz significaba dejar las sombras e ir a los distritos donde vivía la gente normal. No importara lo que pasara aquí, no tocaría la luz.

 

«¿Eh? vamos, no podemos irnos sin más…»

 

«Hoy va a ser un día infernal. Tenemos que mantener la cabeza abajo.» Si nos quedábamos aquí, estaríamos en serios problemas. Lo sabía; mi sexto sentido me lo decía. Y si algo me importaba, era salvar mi propio pellejo.

 

 

◃◎▹

 

 

Después de terminar nuestra charla con Space Dwergr, llevé a Mei conmigo al segundo distrito de mantenimiento. Totalmente armado, por supuesto. Sin embargo, no usé mi armadura de poder, ya que los distritos de mantenimiento eran usados casi en su totalidad por enanos, los techos eran seriamente bajos. Apenas superaban los dos metros de altura, por lo que sería difícil maniobrar con la armadura de poder.

 

Elegí mi armadura de combate y el manto térmico camaleónico que había comprado junto con un casco táctico, un generador de escudo personal, rifle láser, pistola láser,varias granadas y otros artilugios.

 

«Desde luego, esto está hecho un desastre», reflexionó Mei, sujetando una de mis hachas pistolas en cada mano. Debido al material del que estaban hechas eran extremadamente pesadas. Eran demasiado pesadas para sin mi armadura de poder, pero Mei podía manejarlas muy bien. Ese era el poder de sus músculos artificiales de fibra de aleación especial.

 

«Eso es. Pero la gente de aquí hizo todo lo posible para construirlo, estoy seguro», respondí mientras nos dirigíamos directamente a nuestro destino.

 

Abandonados o no, seguían siendo personas. Cuando la gente se reunía, se formaban facciones y trabajaban juntos hacia un objetivo común: mejorar sus vidas poco a poco. Por eso tomaron el distrito de mantenimiento para protegerse, y el por qué intentaron hacer su propia comunidad humilde, descuidada o no, en el distrito.

 

Las paredes, hechas de contenedores de transporte, aún tenían pintados los nombres de empresas desconocidas, y los LED que iluminaban la zona variaban en en brillo y tonalidad. Todo era irregular en esta ciudad improvisada. Un lugar de descanso para los pobres.

 

Mei y yo sentíamos que nos miraban mientras caminábamos por el distrito, pero muchos sólo esperaban con la respiración contenida a que siguiéramos nuestro camino.

 

«Pensé que las cosas se pondrían un poco más locas que esto», dije.

 

«Tal vez nuestras apariencias son lo suficientemente persuasivas», Mei contestó, levantando las dos hachas pistolas que empuñaba. Sí, yo diría que que eres mucho más intimidate que yo, Mei. Una sirvienta elegante con dos armas voluminosas y aterradoras… es un espectáculo digno de contemplar.

 

«De todos modos, realmente se puede decir que están luchando por sus vidas el lo mejor que pueden.»

 

«En efecto. Métodos aparte, está claro que están desesperados».

 

«Sí… No es que tenga ninguna razón para ser especialmente considerado hacia ellos.»

 

Sentía cierta simpatía por la gente que tenía que vivir al día, seguro. Pero eso no tenía nada que ver con esto. Independientemente de las circunstancias, estaba aquí para salvar a Wiska, y mataría a cualquiera que se interpusiera en mi camino. Quiero decir, ¿quién secuestra a una joven inocente a plena luz del día? El mundo estaría mejor sin gente como esa.

 

«Por allí», ordené.

 

«Sí».

 

Llegamos a un almacén en lo profundo del distrito de mantenimiento. O un antiguo almacén, supongo; no podía almacenar exactamente cualquier mercancía después de que los Abandonados se hicieron cargo. Ahora servía como lugar de reunión para las pandillas del distrito. Nos escondimos detrás de un viejo contenedor de transporte cercano.

 

«Empecemos con el reconocimiento».

 

«Sí. Yo me encargaré de los controles».

 

Saqué un puñado de lo que parecían bolas de pachinko de mi bolsillo y las arrojé al suelo. Rodaron normalmente por un momento antes de tomar vida propia y lanzarse al interior del almacén.

 

La gran puerta enrollable que originalmente se construyó en el almacén hacía tiempo que había sido retirada. Las paredes del lugar estaban en ruinas y sus puertas mal ajustadas, por lo que había un montón de grietas del tamaño justo para una pequeña bola de metal. Todo el puñado de ellas se había infiltrado en el almacén en cuestión de segundos.

 

«Conéctanos».

 

«Entendido».

 

Las «bolas de pachinko» eran en realidad drones de reconocimiento automático controlados por Mei. Transmiten vídeo a mis casco táctico.

 

Wiska estaba siendo retenida como rehén. Si vamos de frente, ellos podrían usarla contra nosotros o herirla. De cualquier manera, planeaba aniquilar a la gente que se la llevó, pero su seguridad era la máxima prioridad.

 

«Demasiado sucio. Tienen que limpiar aquí».

 

«Totalmente de acuerdo.»

 

El lugar era un vertedero, lleno de panfletos, envoltorios de aperitivos, envases de comida y otros desechos diversos. Sofás tan rotos que el relleno abultado hacía compañía con mesas bajas tumbadas en en ángulos desordenados. Una barra sucia en la parte de atrás estaba amueblada con taburetes toscos.

 

«Mira más a fondo».

 

Los drones buscaron en el almacén de arriba a abajo, literalmente-usaron magnetismo para atravesar los techos y paredes metálicas.

 

«Ahí está… al fondo».

 

Después de unos minutos de búsqueda, un dron finalmente localizó a Wiska. Deben haber tirado su uniforme de la empresa, porque sólo llevaba ropa interior. ¿Era para evitar que escapara, o algo peor? Temblando, se acurrucó en la esquina de la pequeña habitación.

 

«¡Maldita sea!»

 

«Maestro, por favor, mantenga la calma. Por lo que puedo ver, no le han hecho nada excepto quitarle la ropa». La voz de Mei logró enfriar mi furia hirviente. Cierto; tengo que mantener la calma. La vida de Wiska está en juego. No puedo echarlo a perder.

 

«No hay manera de entrar, ¿eh?»

 

«Hay un conducto de ventilación, pero no seríamos capaces de pasar a través de él».

 

«Entonces sigamos con el Plan A.»

 

«Sí, por favor, déjamelo a mí. Los drones pueden neutralizar a sus guardias.»

 

Juntando unos cuantos drones de reconocimiento, Mei podría generar una descarga eléctrica lo suficientemente fuerte como para dejar a una persona inconsciente. Un zap era suficiente para agotar su batería y ponerlos fuera de servicio hasta que pudieran ser recargadas, pero eso era un pequeño precio a pagar para neutralizar a los guardias. Ya sabíamos la localización de Wiska, después de todo.

 

«Vamos.

 

«Sí.»

 

Saltamos de nuestro escondite y tomamos nuestras posiciones. Me estacioné junto a la entrada, mientras que Mei estaba justo en frente de ella. Sin mediar palabra, derribó la puerta y se puso de lado. Yo lancé una granada en el interior.

 

Hubo un boom, seguido de un flash que iluminó todo el distrito por un instante. Con todos los agujeros en las paredes, el almacén apenas podía contener la luz y el sonido.

 

«Todo tuyo», dije.

 

«Déjamelo a mí».

 

Mei arremetió disparando ambas hachas pistolas. Activé mi manto térmico camaleónico para pasar como un fantasma por la puerta tras detrás de ella.

 

Contuve la respiración y todo volvió a ralentizarse. Me deslicé a través de humanos y enanos presas del pánico, viendo cómo Mei disparaba a unos cuantos que no se habían visto afectados por la explosión. Me dirigí rápidamente a la parte trasera del almacén. Ya había trazado mi camino, gracias a la información de los drones de reconocimiento, y marcado a cualquier miembro de la pandilla que podría bloquear mi camino. Como teníamos un dron revoloteando alrededor de cada uno, pude rastrear sus caminos en tiempo real.

 

No tardé mucho en toparme con uno.

 

«¡Haah!» Cuando exhalé, el mundo se aceleró de nuevo a su ritmo habitual.

 

«¡¿Qué?! ¿Quién demonios te ha dejado entrar en la gran-» El tipo, un enano con pistola láser, debe haber oído la conmoción y vino a echar un vistazo. Se sorprendió de lo que vio. Era difícil distinguir claramente debido al manto camaleónico, pero era imposible ocultar completamente el rifle láser.

 

Apreté el gatillo, y el láser letal alcanzó instantáneamente el pecho del pandillero. Quemó la ropa y la carne por igual, causando explosiones que añadieron daño por impacto al ya abrasador calor. Sin ropa especial o armadura de combate, los impactos directos de una explosión láser eran casi siempre instantáneamente fatales.

 

«Maestro, he asegurado la entrada principal».

 

«Por aquí», dije. Un grupo de chicos que parecían extras de de una película de pandillas aparecieron desde lo más profundo. Tenían tatuajes locos, prótesis mecánicas, chaqueta con pinchos, cadenas y cosas así. «Bueno, han enviado a la fiesta de bienvenida. Sigue haciendo lo que estás haciendo».

«Entendido. Seguiré con mi distracción».

 

Los malos gritaron y los láseres empezaron a iluminar el aire. Me puse a cubierto antes de que pudieran apuntarme.

 

«Uf. No me interesa un tiroteo de verdad», murmuré, buscando en mi bolsa de granadas.

 

Cuando encontré lo que quería, accioné el interruptor de activación. Conté mentalmente hasta tres y la lancé. La granada rebotó en pared y explotó en el aire, desatando una corriente eléctrica que se expandió tres metros en todas direcciones, junto con un ruido crepitante y una luz cegadora.

 

«¡Eyaaaah!»

 

«¡Gah! ¡Mis ojos!»

 

Oí gritos desde el otro lado de la vieja máquina expendedora que estaba usando para cubrirme. Ahora era mi oportunidad.

 

Contuve la respiración de nuevo y me asomé por detrás de la máquina expendedora con el rifle preparado. Esa granada de choque había noqueado a dos de ellos y cegado un tercero, pero dos estaban ilesos. Puse la mira en el que estaba más lejos y disparé. Fue un disparo directo a la cabeza, probablemente moriría al instante. Empecé a llover fuego sobre el enemigo restante.

 

La clave para enfrentarse a varios enemigos a la vez es analizar rápidamente el nivel de amenaza de cada uno y comenzar con el más amenazante. La mayoría de la gente pensaría en empezar por los más cercanos e ir hacia afuera, pero en momentos como este, era más seguro empezar por los de atrás que no fueron afectados por la granada.

 

«¡Para!» gritó uno.

 

«No.» Disparé al integrante de la pandilla cegado, luego me acerqué a los que mi granada noqueó y acabé con ellos también. Llámenme despiadado, pero yo no estaba planeando tener represalias más tarde por ser demasiado amable.

 

Tiré los cadáveres enemigos a un lado y me dirigí a la habitación donde tenían a Wiska. Oí la voz de un hombre dentro.

 

«¿Eh?»

 

Había un enano en el suelo con varios drones de reconocimiento inmóviles a su alrededor. Mei debe haberlo neutralizado mientras me acercaba, tal y como habíamos planeado.

 

«¿Wiska?» grité.

 

«¿Eh…? ¡¿Eres tú, Capitán?!» Oí la voz de Wiska y las almohadillas de sus pies descalzos que venían detrás de las barras que bloqueaban la habitación, así que me decidí.

 

«Atrás. Voy a romper estos barrotes». Apunté mi rifle láser a ellos mientras Wiska ponía distancia entre nosotros. Era una celda rudimentaria, probablemente hecha de más chatarra. Tardé sólo unos segundos en romper la cerradura con mi rifle y derribar la puerta de una patada. «No hay tiempo para explicaciones. Estoy aquí para salvarte, así que vámonos», dije antes de disparar dos tiros láser en la espalda del enano caído. Lo siento, amigo. Soy un poco cobarde.

 

«¿Dónde está Tina?» preguntó Wiska.

 

«Está a salvo y esperándote en el Krishna».

Volví a montar el rifle láser en la parte trasera de mi armadura y le tendí la mano a Wiska. Ella dudó, vulnerable en ropa interior, pero luego la extendió tímidamente y la aceptó. La sujeté bajo mi manto con el brazo izquierdo; como iba descalza, se cortaría en las calles llenas de basura del distrito.

 

«Rescate del objetivo completado», informé a Mei por el comunicador. «Estoy yendo hacia ti ahora.»

 

«Su resistencia se ha intensificado», respondió. «usa la ruta B de escape.»

 

«Entendido.» Saqué una granada de mi bolsa.

 

«¡¿Eh?! Eso es…» No escuché el resto de lo que Wiska iba a decir. Lancé la granada contra la pared de la izquierda antes de volver a meterme en la celda  de Wiska. Hubo un destello de luz verde y una ráfaga de viento caliente.

 

«Es nuestra única opción», dije sin rodeos.

 

«Pero una granada de plasma dentro de una colonia…»

 

El intenso calor de una granada de plasma podría evaporar las paredes de las viejas colonias que no estaban hechas para soportarlas-en un instante. Dependiendo de cómo se utilizaran, podrían abrir en un instante una ruta de escape.

 

El plan B de infiltración era abrir un muro como el mío, neutralizar a los guardias con la ayuda de Mei, rescatar a Wiska, y correr como el demonio. También habría tenido éxito un rescate más seguro, pero yo prefería un plan que me permitiera vengarme de sus secuestradores.

 

 

También resulta que hay un truco para hacer agujeros limpios en las paredes. La granada de plasma debe explotar en el aire, como la granada de choque que usé antes. Si detonara en el suelo, derretiría el piso también y dificultaría el paso.

 

«Vamos. Agárrate fuerte.»

 

«¡De acuerdo!»

 

Salí a través del nuevo agujero en la pared y di vuelta por el almacén, haciendo un bucle hacia la entrada principal. Para mi corto vistazo en el camino de salida, parecía que el agujero que había hecho había sido la cama de alguien hacía unos minutos… ¡Qué pena!

 

«Volveremos pronto a la entrada», le dije a Mei.

 

«Entendido. Los aniquilaré».

 

Inmediatamente después, una luz láser roja salpicó las paredes del almacén, acompañada de innumerables gritos. Trabajo de distracción completado, Mei renovó su ataque en serio, matando a todos los integrantes de la pandilla que habían caído en su plan. Sin duda, la entrada principal era un mar de sangre.

 

Corrí más allá de la puerta principal y de nuevo a través del segundo distrito de mantenimiento hacia el Krishna.

 

«U-um, ¿qué pasa con Mei?» Preguntó Wiska.

 

«Ya nos alcanzará». Tan pronto como terminé la frase Mei apareció junto a nosotros. No había rastro de sangre en sus dos hachas de guerra. O las había limpiado, o había evitado el combate cuerpo a cuerpo, o cortado a través de sus adversarios tan rápido que la sangre no tocó la hoja. Ok, ni siquiera ella puede hacer eso, ¿verdad? ¿Verdad? Casi siento como que si pudiera, y eso me asusta.

«Disculpas por la espera», dijo Mei.

 

«Bien hecho. ¿Te duele algo?»

 

«Por supuesto que no. Nunca sería tan descuidada con el cuerpo que… gentilmente me diste.»

 

«Me lo imagino.»

 

El uniforme de sirvienta de Mei era totalmente normal, sin capacidades especiales ni nada por el estilo. Sin embargo, su piel en sí tenía tales defensas, y su carne artificial y los músculos hechos de fibras de aleación especial, por lo que era extremadamente resistente.

 

De repente, Wiska empezó a agitarse en mis brazos.

 

«No te muevas. Haces que sea difícil llevarte».

 

«Urk… Lo siento». Ella se encogió de nuevo, su pequeño cuerpo tenso contra mí. Supongo que se sentiría un poco cohibida ahora que está más segura. No es culpa suya.

 

«Maestro, estamos saliendo del distrito».

 

«¿Dónde está nuestro punto de encuentro?»

 

«Están en camino.» Mei abrió el camino, así que la seguí un desde el segundo distrito de mantenimiento hasta que nos detuvimos en frente de una pequeña y discreta furgoneta. Obviamente era un vehículo hecho para enanos: parecía estrecho incluso desde fuera.

 

Me acerqué a la furgoneta y golpeé la ventanilla dos, tres veces, y luego dos veces más. La puerta trasera se abrió. Coloqué a Wiska y la cubrí con mi manto térmico camaleónico. Metí mi rifle láser tras ella, ya que era muy pesado de llevar. Mei colocó las dos pistolas de hacha en el maletero.

 

«Tú irás primero al Krishna. Sal de aquí».

 

«¡O-oye, espera!» Wiska empezó a hablar, pero mi prioridad era garantizar su seguridad lo más rápido posible. La interrumpí con una caricia en la cabeza, cerré la puerta y golpeé la ventanilla para indicar al conductor que saliera.

 

«Ahí van», dijo Mei.

 

«Sí. Ahora, vamos a dar un agradable paseo hasta casa».

 

Podríamos habernos procurado un vehículo, pero habríamos  destacado demasiado. Los coches para enanos estaban por toda la colonia, y eran de fácil acceso, especialmente con la ayuda de Space Dwergr. Pero una vez que tuviéramos a Wiska de vuelta en el Krishna, el enemigo no sería capaz de tocarla. Por muy agradable que hubiera sido un viaje al Krishna, queríamos dar prioridad a llevarla allí de forma segura.

 

«Bien hecho, Maestro.»

 

«Tú también, Mei», respondí. «Si pensamos en esto como el precio de embolsarse una ingeniera mecánica de primer nivel, yo lo llamaría bastante barato». La miré y puse una sonrisa tortuosa.

 

«Me encanta cuando finge ser malvado, Maestro».

 

«¡No es fingir! Soy un tipo malo de verdad». ¡Basta, Mei! ¡Deja de mirarme con esa sonrisa condescendiente! Es super efectiva conmigo.

 

Quiero decir, yo había matado a un montón de gente sólo para salvar a Wiska. Mei había matado aún más bajo mis órdenes. Si estaba mal sacrificar la vida de otros por mis propios objetivos, entonces yo no era tan diferente de los pandilleros.

 

«Maestro, eres demasiado amable.»

 

«A veces haces verdaderos saltos en la lógica, Mei.» No podía soportar que ella había leído mis pensamientos y llegado a su propia (correcta) conclusión sobre mi forma de pensar.

 

«Los saltos de lógica e inspiración son algo de lo que las inteligencias nos enorgullecemos». Mei parecía muy satisfecha de sí misma, pero yo no la estaba elogiando. ¡Basta ya! ¡Lo digo en serio! Como sea. De cualquier manera, me alegro de que Wiska esté a salvo.

 

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